Mireille Perrier actúa en su primera película a los 22 años para luego interpretar su papel principal en “Boy Meets Girl” de Leos Carax en 1984. Está recibida en la escuela de Chaillot dirigida por Antoine Vitez. En seguida se vuelve musa de los cineatas de los años 80: Carax, Garrel, Denis, Rochant, Van Dormael, Issermann, Gitaï. Nominada al César por “Un Monde sans pitié“, recibe el premio Joseph Award de la mejor actriz en Bélgica por “Toto le Héros“. Mientras que, a principios de los años 90, la televisión fagocita al cine, decide continuar su camino en el teatro y funda su propia compañía en 2008. Dos obras solas en escena, “Une petite fille privilégiée“ y “Anna Politkovskaya, non réeducable“, reunirán una crítica unánime. Realiza su primer cortometraje documental en 2009, “La scandaleuse force du passé“. Recientemente se la puede ver en “Tout ce qui me reste de la révolution” de Judith Davis, y pronto en “Camille” de Boris Lojkine (el 16 de octubre).